Jardines de la Merced – Plaza de Colón

La Plaza de Colón alberga en los Jardines de la Merced un oasis dentro del transitado y acelerado centro de Córdoba. Se trata de una isla rodeada por un inmenso mar de modernos edificios de seis o siete plantas, en marcado contraste con la medieval Torre de la Malmuerta o el antiguo Convento Mercedario de la ciudad, hoy sede de la Diputación Provincial de Córdoba.

Se antoja dificultoso poder disfrutar de una visión general de la Plaza de Colón, debido sobre todo a las grandes dimensiones de los árboles. Decía cierto historiador cordobés que éstos estaban fertilizados por las cenizas de los patricios romanos que reposan en el antiguo cementerio romano, y no le falta razón, de hecho lo atestigua el topónimo de una de las calles aledañas a la plaza, la Calle de Osario.

El centro de la Plaza de Colón, y por consiguiente de los Jardines de la Merced, se encuentra la fuente que realizara el escultor Rafael del Rosal, siguiendo los planos del afamado arquitecto Carlos Sáenz de Santamaría en 1905. Sobre un gran pilón circular se alza el pilar central, decorado con veneras, volutas y diversos animales marinos, que dotan a esta céntrica fuente de un regusto neorromántico muy característico. La rodean una docena de bancos de fundición formando un círculo, que recuerda a la plaza de toros que aquí estuvo hasta el año 1831.

Pero, sin duda alguna, la auténtica protagonista de la Plaza de Colón es la fachada del antiguo Convento Mercedario, que nos hace remontarnos a la época en que San Fernando reconquistara la ciudad en 1236. Entonces, el santo monarca fundó cuatro conventos: San Pablo, San Pedro el Real, hoy Parroquia de San Francisco y San Eulogio, La Trinidad y el que nos ocupa, La Merced. El primitivo convento, no conservado, se cree que fue fundado sobre la antigua Ermita de Santa Eulalia, y dice la tradición que asistió el mismísimo San Pedro Nolasco, fundador de la Orden Mercedaria, a los actos de inauguración.

El mal estado en que se encontraba el convento precipitó que, los comendadores Fray Lorenzo Ramírez y Fray Pedro de Anguita, decidieran patrocinar su remodelación, comenzando las obras en 1716 para estar concluidas en el año 1745, adquiriendo de este modo su actual estado. Tras la feroz desamortización de Mendizábal el convento pasó a manos de la Junta de Beneficencia, posteriormente fue hospicio, regido por las hermanas de San Vicente de Paul y, finalmente, como decimos, sede de la actual Diputación Provincial de Córdoba.

Han sido muchos los candidatos propuestos por los historiadores como posibles autores de las obras. Hurtado Izquierdo sonó con fuerza pero, como dice Don Miguel Ortí Belmonte, murió 1713, poco antes del inicio de las obras. Belmonte apuesta por que fuera Juan de Aguilar, que en estos momentos trabajaba en la remodelación de la Real Colegiata de San Hipólito.

La fachada del convento, decorada al fresco, presenta vanos adintelados en los dos pisos, separados por pilastras pintadas, alternándose una o dos. La puerta del convento ostenta el escudo de la orden en su dintel, y una hornacina decorada con una imagen de San Pedro Nolasco. La portada de la iglesia rompe con la horizontalidad del conjunto, presentando un acceso central realizado en mármol blanco al estilo churrigueresco, donde cuatro columnas salomónicas sobre zócalos flanquean el vano adintelado de acceso, decorado también con el escudo de la orden mercedaria. En el segundo cuerpo las columnas son más pequeñas, y entre las volutas de un frontón partido, se halla una bonita escultura de la Virgen de la Merced. El último piso está rematado por un gran frontón triangular y coronado por una escultura del Arcángel San Rafael. A los lados se alzan dos espadañas gemelas con dos huecos de campanas cada una.

La Iglesia está situada en el centro del conjunto y sirve de eje divisorio entre los dos claustros que articulan el edificio. De cruz latina e inscrita en un rectángulo, posee cabecera plana, tres naves y crucero. La nave central está cubierta por bóveda de cañón con lunetos, y los brazos del crucero lo hacen con cuartos de esfera divididos en tres gajos. Los elementos tectónicos se decoran con medallones policromados, donde aparecen bustos en medio relieve de los santos y beatos de la orden mercedaria enmarcados por ricas yeserías. Tiene un amplísimo coro alto cuyo antepecho se encorva para incorporar las tribunas de los órganos, desgraciadamente perdidos.

Lo último en realizarse fue el claustro principal, finalizado en 1752. De planta cuadrangular, está formado por dos pisos, un primero porticado con arcos de medio punto sobre pares de columnas toscanas, y un segundo cerrado, con pilastras decoradas a base de placas, y balcones en los espacios intermedios. En el centro luce una gran fuente de mármol negro. Todo el conjunto profusamente decorado.

Si se pregunta qué visitar en Córdoba, una buena opción sería la Plaza de Colón y los Jardines de La Merced, eligiendo una de nuestras visitas guiadas. Apostar por hacer turismo de calidad es hacerlo por ArtenCórdoba.

Texto: J.A.S.C.