Plaza del Cardenal Salazar

El blanco de la cal que envuelve las calles del barrio de La Judería se toma un respiro en esta pequeña y barroca Plaza del Cardenal Salazar. Grupos de turistas y estudiantes conviven en este histórico emplazamiento, flanqueado por el antiguo Hospital del Cardenal Salazar, hoy Facultad de Filosofía y Letras, y por la Iglesia Conventual de San Pedro de Alcántara.

El Convento de San Pedro de Alcántara fue construido gracias a la generosidad de Don Francisco Antonio de Bañuelos, entonces Maestre Escuela de la fábrica de la Catedral, quien cedió a los alcantarinos unos solares de su propiedad. El 6 de Julio de 1682 se inauguró la nueva capilla, pero viendo que el lugar era insuficiente solicitaron al Ayuntamiento los terrenos de la plazuela, para construcción de una nueva iglesia. Los planos de la misma fueron encargados al arquitecto Luis de Rojas, maestro de obras de la ciudad, siendo ejecutados por Baltasar de los Reyes. En el año 1696 el convento fue inaugurado por el propio Cardenal Salazar.

La Plaza del Cardenal Salazar es un emplazamiento turístico donde conviven estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras con los turistas que día a día nos visitan.

La iglesia es una obra representativa del “barroco de placas” cordobés, estilo que se desarrolló en nuestra ciudad durante la primera mitad del siglo XVIII, y que se caracteriza por el empleo de elementos decorativos de carácter geométrico, sobre todo en exteriores. La fachada principal presenta un esquema de dos cuerpos rematados por un gran frontón triangular, y está estructurada verticalmente en tres calles. En la calle central destaca un vano de acceso de medio punto, y sobre éste, se halla la imagen del santo titular de la iglesia en hornacina, a su vez rematada por un frontón curvo. A excepción de estos dos elementos, todo se encuentra decorado a base de elementos geométricos a modo de “placas“, horizontales y verticales.

En su interior, la iglesia presenta una planta de cruz latina, cuya nave central se divide en cuatro tramos, y está cubierta por una bóveda de cañón con lunetos. El crucero lo cubre una gran cúpula decorada con pinturas murales del XVIII, que representan motivos vegetales, y ángeles portando palmas en las pechinas. La cabecera, rectangular, está presidida por un excepcional retablo realizado en mármol rojo y negro, y escayola, obra de Francisco Hurtado Izquierdo.

Uno de los ejemplos más interesantes de la arquitectura civil cordobesa del siglo XVIII es, sin duda alguna, el Hospital del Cardenal Salazar. Un hospital que, curiosamente, nació con otro propósito, el de albergar un colegio destinado a acólitos y niños del coro de la Catedral. Con esta premisa, el Cardenal Salazar compró en el año 1704 unos terrenos pertenecientes a Don Antonio del Corral, situados frente a la recientemente inaugurada Iglesia Conventual de San Pedro de Alcántara.

El arquitecto elegido fue Hurtado Izquierdo, que entonces desempeñaba funciones de Maestro Mayor de la Catedral. Las obras iban muy aceleradas cuando, en 1704, una terrible epidemia de peste azotó la ciudad, que unida a los pocos recursos sanitarios con los que ésta contaba, obligó a replantear la naturaleza del edificio cuando éste se encontraba en plena fase de ejecución. Es entonces cuando el propio cardenal decide adecuar el edificio a hospital, y he aquí el motivo por el que el edificio no se adapta al modelo tradicional de las construcciones hospitalarias.

En el año 1706 fallece el Cardenal Salazar, quedando la empresa bajo los auspicios de su sobrino, el entonces Deán de la Catedral, Don Pedro de Salazar y Góngora, que a la postre fuera nombrado Obispo de Córdoba hacia 1738. El hospital fue inaugurado el 11 de Noviembre de 1724.

La fachada principal está estructurada en dos cuerpos. El inferior se encuentra decorado con ventanales adintelados coronados por frontones triangulares, y a su vez, ambos, están flanqueados por dobles pilastras que descansan sobre un plinto que domina toda la fachada. El cuerpo superior se alza sobre una pequeña cornisa, y repite el mismo esquema que el anterior, solo que sustituye el frontón triangular por el curvo. Una cornisa quebrada remata el conjunto, en la que destacan varios mascarones como elementos decorativos de la misma.

La portada principal destaca sobre el resto de la fachada. Realizada en mármol, se encuentra dividida en dos cuerpos bien diferenciados. En el cuerpo inferior, y sobre amplios pedestales (recurso común de Hurtado Izquierdo), parten dos columnas de orden dórico que flanquean un adintelado vano de acceso, y a su vez, sustentan un fino entablamento conformado por triglifos y metopas lisas. El segundo cuerpo está formado por un balcón, del que parten, a su vez, un frontón curvo partido y dos pilastras rematadas por bolas. De éstas últimas nace el frontón circular que alberga el escudo del Cardenal Salazar.

El interior del edificio se articula en torno a dos patios y una escalera, a partir de los cuales se desarrollan el resto de las dependencias. La escalera, realizada en mármol, consta de dos tramos separados por un descansillo, lugar donde se encuentra el “Retrato del Cardenal“, obra del pintor Ignacio de Cobos Guzmán.

El patio principal presenta un esquema similar al de la fachada, con vanos adintelados flanqueados por dobles pilastras y alternancia de frontones, triangulares y curvos, en las dos alturas. En cambio, el otro patio, de dimensiones más reducidas, se encuentra porticado en su cuerpo inferior, con columnas dóricas y arcos de medio punto, mientras que en el segundo cuerpo, perforado por vanos adintelados, apenas presenta decoración.

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Texto: J.A.S.C.